Los partidos políticos no la quieren. Realmente no la quieren.
Publicado en Mundiario el 7 de junio de 2024.
En general, en Galicia y en España, el concepto de área metropolitana no tiene quién la aprecie en demasía. Particularmente, el área metropolitana de A Coruña no tiene quién la quiera.
Toda vez que este concepto ha dado, da y dará pie a nuestros políticos para hacer mucha demagogia y ningún análisis mínimamente riguroso, trataré de despejar algunas cuestiones básicas de la ecuación. Más que nada para intentar que no sigan “mareando la perdiz” colocando estupendas disculpas para que todo siga igual y para que nada cambie.
Un par de ideas rápidas. La primera y fundamental es que los que pretendemos y queremos una articulación metropolitana no necesariamente somos partidarios de iniciar el proceso por su institucionalización (esto es, crear un ente metropolitano). Personalmente creo que “la función crea al órgano”. Es decir, propondría trabajar colaborativamente en la generación de una estrategia metropolitana, en la configuración de instrumentos flexibles de gestión de servicios públicos de carácter metropolitano y, sólo después, se plantearía la necesidad, conveniencia y oportunidad de crear un ente gestor que aglutine a ese conjunto de instrumentos.
Una segunda idea sería que la existencia de múltiples niveles de administración pública (ayuntamientos, diputaciones provinciales, comunidad autónoma y administración general del estado) no invalida la posibilidad de crear un nuevo nivel. Máxime, si fuera el caso de considerarlo necesario. Parece más lógico iniciar la racionalización por considerar la supresión de alguna de las administraciones intermedias que ya han sido señaladas como no necesarias, ineficientes y cuya finalidad es el mero ejercicio del poder y de la articulación de un sistema, más o menos objetivo, de complementos de financiación dirigido a los ayuntamientos, esto es, las diputaciones provinciales.
La tercera idea es que la ley está para cumplirse. En esto estarán, seguro, de acuerdo todos los representantes de todos los partidos políticos. Sin embargo, yo digo de forma muy gallega que … “depende” y que realmente ese acatamiento se produce, únicamente, cuando conviene. Existe, no la inventamos los favorables a procesos metropolitanos, una Ley 5/1997, de 22 de julio, de Administración Local de Galicia, que contiene el artículo 120 y siguientes, que plantean el fenómeno metropolitano. Existe una Ley -gallega- 14/2016, de 27 de julio, por la que se modifica la Ley 4/2012, de 12 de abril, del Área Metropolitana de Vigo, que se está incumpliendo de forma clara y notoria. Por cierto, aprobada por unanimidad en el parlamento gallego. O sea, siguiendo el pensamiento de cualquier demócrata liberal, la cuestión es: el parlamento gallego (sede de la representación popular) aprueba por unanimidad una ley en 2016. En 2024, ocho años después no hay área metropolitana en Vigo y no se ha derogado la ley. Siguiendo el pensamiento de un demócrata liberal: se incumple la ley y se vulneran los principios democráticos que se dicen defender. Un alcalde enfadado tiene más peso que la unanimidad de un parlamento. Calidad democrática.
Dicho lo dicho, podría ser conveniente, plantear alguna de las claves del área funcional de A Coruña. Quizá sea conveniente aportar unos cuantos datos irrefutables: el aeropuerto de A Coruña está en Culleredo, parte del puerto de A Coruña está en Arteixo, la infraestructura de almacenamiento de agua de A Coruña y su entorno, se encuentra en el embalse de Cecebre, que se extiende a lo largo de los municipios de Abegondo, Betanzos, Cambre, Carral y Oza-Cesuras, la Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR), situada en Bens, gestiona aguas de A Coruña, Cambre, Culleredo, Arteixo y Oleiros y se realiza a través de una sociedad compuesta por dichos ayuntamientos.
El parque de vehículos de A Coruña supera en poco los 120.000. Cada día entran en A Coruña, procedentes de su entorno territorial, y salen de A Coruña (y aparcan sucesivas veces) otros 120.000 vehículos ¿qué ciudad española o europea soporta duplicar –a diario- su parque de vehículos privados? ¡como para no pensar en dotarnos de un buen servicio público de transporte.
Otro dato irrefutable y extraordinariamente sorprendente, desde el punto de vista democrático, es la existencia de acuerdos de los plenos de las siguientes corporaciones municipales y en las fechas en las que se señalan: Abegondo (20 de junio de 2017), A Coruña (3 de octubre de 2019), Bergondo (24 de noviembre de 2016), Betanzos (29 de noviembre de 2016), Cambre (30 de noviembre de 2016), Carral (20 de junio de 2017), Culleredo (24 de noviembre de 2016), Oleiros (24 de noviembre de 2016), Sada (24 de noviembre de 2016). Es decir, nueve corporaciones municipales adoptaron acuerdos por mayoría absoluta que no sirvieron absolutamente para nada. No solamente no sirvieron para institucionalizar el área metropolitana de A Coruña, sino que no sirvieron siquiera para avanzar en la definición de una estrategia de trabajo conjunto para resolver los problemas de la ciudadanía de ese entorno territorial.
En el área funcional de A Coruña no se han resuelto, por ejemplo, los problemas de transporte de personas y mercancías y se ha perdido una oportunidad histórica porque la finalización de las concesiones administrativas de la Xunta hubiera permitido reconfigurar todo el sistema de transportes del área. Además, finaliza en este año la vinculación del servicio en A Coruña y podría haberse planteado una mayor o mejor permeabilización del servicio en Santa Cristina (Oleiros), Zapateira (Arteixo), Pastoriza (Arteixo) o estableciendo una línea de autobús circular en la ría de O Burgo.
No se han resuelto los problemas de trazado del mapa de carreteras del área (estructura radial fuertemente centralizada en la ciudad de A Coruña), que en su mayoría no ha visto modificadas sus características en el último cuarto de siglo. En nada nos hemos parado a considerar el tren como un medio articulador del área funcional de A Coruña ni de la mejora de las comunicaciones con el eje Betanzos – Ferrol.
No se han resuelto los problemas derivados de la recogida y el tratamiento de basuras. Ahí sigue un Consorcio que se tendría que haber liquidado hace años, y ahí está una licitación de una planta de tratamiento que pende de un hilo, de la decisión de los ayuntamientos del área para certificar su no viabilidad económica. En otra ocasión podremos hablar de lo caro que resulta intentar pasar, no ya por ecologista, sino por comprometido con el medio ambiente. Pues ni siquiera, pero caro … mucho, muchísimo.
Por tanto, área funcional urbana existe (ahora veremos qué es eso), ciudadanos y ciudadanas habitándola también existen, por eso existe el área. Sin embargo, prácticamente nadie siente la necesidad de defenderla ni de exigir servicios públicos acordes a 2024.
Los partidos políticos no la quieren. Realmente no la quieren. El BNG la reivindica y la plantea en el acuerdo de gobierno con el PSdG-PSOE en A Coruña. Papel mojado. El PP considera que mientras gobierne en la Xunta de Galicia no es momento de crear un contrapoder urbano claro, ni en el área de Vigo (donde se esconde detrás de la negativa del alcalde), ni en A Coruña.
Sin embargo, desde hace al menos cuatro mandatos corporativos y siempre seis meses antes de las elecciones municipales, corren ríos de tinta hablando de la necesidad de articular el área urbana, mejorar los servicios públicos e incluso institucionalizar el área. Cortinas de humo para ocultar una realidad monolítica desde que una sentencia del Tribunal Supremo obligara al ex alcalde Francisco Vázquez a convocar un pleno de la vieja y extinta Mancomunidad: nada cambiará en el área funcional de A Coruña porque a sus políticos no les interesa.
¿Queda claro? Las necesidades están ahí, hay una Ley (para Vigo, hay dos) que permite desarrollar la idea, hay nueve acuerdos plenarios adoptados por mayoría, pero nada se hace y nada avanza. Hubo una mesa de alcaldes y alcaldesas (viva durante los años 2016, 2017 y 2018). Hubo mesas técnicas intermunicipales, en esos tres años, en materias como: biodiversidad, urbanismo, transporte y movilidad, gestión de residuos y gestión del agua. Ahí existió el germen de una estrategia metropolitana. Parece evidente que había mimbres para construir una “voluntad metropolitana”. Entre todos la mataron y ella solita se murió.
Verdad es que para muchos soy considerado un friki de la “cosa metropolitana”. También es cierto que, si aquí somos minoría, en Europa somos clara mayoría.
EL CONCEPTO DE ÁREA FUNCIONAL URBANA EN EUROPA
Una definición de área funcional urbana, generalmente aceptada en Europa, se refiere a un conjunto de áreas geográficas contiguas que están funcionalmente interconectadas y que comparten características socioeconómicas. Estas áreas se rigen por la interacción e interdependencia entre las actividades económicas, los flujos de personas y bienes, y las funciones de servicios públicos. Se considera que las áreas funcionales urbanas abarcan tanto las zonas urbanas centrales como las áreas adyacentes. Su delimitación se basa en la dinámica de la vida cotidiana de las personas y en las relaciones espaciales, más allá de las divisiones administrativas.
Las áreas funcionales urbanas juegan un papel crucial en el desarrollo y la planificación de las ciudades en Europa. Las áreas funcionales urbanas son fundamentales para promover la cooperación e integración entre diferentes municipios, así como para abordar los desafíos comunes que enfrenta la planificación urbana, como la gestión del crecimiento poblacional, el transporte, el medio ambiente y el acceso a servicios básicos. Además, estas áreas permiten una mayor eficiencia económica, fomentando la creación de empleo, la innovación y la competitividad. En resumen, las áreas funcionales urbanas son indispensables para un desarrollo urbano equilibrado y sostenible en Europa. Quiero suponer que, en España, también.
Las políticas y estrategias para el desarrollo de áreas funcionales urbanas juegan un papel fundamental en la planificación y gestión de estas áreas. En primer lugar, es importante establecer nuevos marcos normativos que regulen la creación y funcionamiento de estas áreas, y redefinan la normativa de planeamiento urbanístico. Además, es necesario promover la colaboración y cooperación entre entidades públicas y privadas involucradas en el desarrollo urbano, fomentando la coordinación y el intercambio de conocimientos y recursos. Asimismo, se deben implementar políticas de financiamiento adecuadas para garantizar la viabilidad de los proyectos en las áreas funcionales urbanas. Estas políticas deben contemplar diferentes fuentes de financiación, como fondos europeos, inversión privada y recursos públicos. Por otro lado, es importante desarrollar estrategias de planificación urbana que se enfoquen en la integración de infraestructuras y servicios, promoviendo un desarrollo sostenible y equilibrado en las áreas funcionales urbanas. Finalmente, se deben establecer mecanismos de evaluación y seguimiento para medir el impacto y la eficacia de las políticas y estrategias implementadas, con el fin de realizar ajustes y mejoras cuando sea necesario.
Existe ya en España una política nacional urbana, la agenda urbana española, que inspira a legos y profesionales en esta materia. Habrá en breve convocatorias para financiar el desarrollo urbano sostenible e integrado, entre las que podemos destacar las estrategias territoriales integradas.
En conclusión, el concepto de área funcional urbana en Europa es fundamental para comprender la organización y planificación del espacio urbano en un contexto regional. Estas áreas son definidas por la interacción y la dependencia de diferentes municipios, lo que permite una gestión más eficiente de los recursos y una mejor calidad de vida para los habitantes. Las áreas funcionales urbanas desempeñan un papel clave en el desarrollo económico, social y ambiental de las ciudades, promoviendo la cooperación entre diferentes actores y fomentando la sostenibilidad. Sin embargo, la planificación y gestión de estas áreas también presenta desafíos, como la coordinación de políticas y estrategias entre municipios, la participación ciudadana y la implementación de instrumentos de gestión adecuados. A pesar de estos desafíos, los casos de éxito demuestran los beneficios de la cooperación y la planificación integral de las áreas funcionales urbanas. Es necesario seguir trabajando en el desarrollo de estas áreas, teniendo en cuenta los retos y las demandas de un entorno urbano en constante cambio.Pongámosle un poco de trabajo y mucha ilusión. El área lo merece.