A Coruña cuenta con un equipo de profesionales sanitarios de primer nivel, referentes en el ámbito clínico, asistencial, técnico, formativo e investigador. Sin embargo, desde el punto de vista de sus infraestructuras y equipamientos cuenta con un Complejo Hospitalario urbanísticamente estrangulado, funcionalmente desvertebrado y conceptualmente anticuado y obsoleto.
El CHUAC está conformado por dependencias desgajadas y dispersas por la ciudad. El Hospital propiamente dicho, el materno – infantil Teresa Herrera, Oza, el Abente y Lago, el centro de especialidades del Ventorrillo y el Consorcio Oncológico (permítaseme señalar en este punto que A Coruña no puede renunciar a desarrollar convenientemente la Oncología, lo que sería tanto como renunciar a un verdadero hospital del siglo XXI). Todos ellos conforman un esqueleto de atención especializada difícilmente gobernable, nada sencillo de coordinar y sobre todo, insostenible ya que responde a un modelo desfasado.
El CHUAC como centro de prestigio y proyección exterior de la sanidad gallega, como centro de referencia nacional e internacional, pionero en determinados ámbitos y técnicas clínicas se nos va a ir desinflando entre las manos. Simplemente no podemos pensar que estamos ante un Complejo Hospitalario Universitario orientado hacia el futuro. Más bien empezamos a vislumbrar un centro sanitario lastrado, castigado por sus anclajes con un pasado y un presente exitoso. De éxito también se muere.
El CHUAC no responde a los parámetros exigibles a la atención especializada a la altura de 2010 y de ningún modo será homologable en la red pública gallega dentro de diez o quince años.
Además, desde otra perspectiva, por empleo (directo e indirecto), por presupuesto, por generación de actividad económica inducida, por volumen de negocio, por aportación a la generación de renta y PIB de la ciudad, el Complejo Hospitalario Universitario de A Coruña conforma, sin duda, la primera empresa de la ciudad y una de las primeras del área metropolitana.
A día de hoy todas las áreas sanitarias de Galicia disponen, en mayor o menor medida, de un nuevo modelo asistencial hospitalario a través del desarrollo de planes funcionales que los han conducido a la construcción de nuevos equipamientos o a la reforma en profundidad de los ya existentes: Vigo, Pontevedra, Ourense, Lugo, integración del Hospital Naval en el Marcide de Ferrol, etc. Todos ellos disponen de un nuevo modelo asistencial y de modernos equipamientos. Es cierto que con carencias, derivadas de un sistema financiero-constructivo importado y privatizador (PFI) que causa enormes perjuicios a la sanidad pública. Pero disponen, al fin y al cabo, de «modelo».
El CHUAC carece de modelo, apenas dispone de un Plan Director de vieja configuración, ininteligible y constreñido físicamente a sus actuales cimientos y estructuras físicas. Quizá válido en el pasado reciente, pero insostenible en el tiempo y con la mirada puesta en una estrategia a medio plazo.
A Coruña necesita un nuevo hospital. Un hospital de nuevo cuño. Pensado para el próximo cuarto de siglo. A Coruña reclama la redacción de un plan estratégico que defina las funcionalidades de su área sanitaria. Un puente hacia el futuro, un horizonte consensuado por todos los profesionales de la sanidad pública coruñesa. Un plan estratégico que diseñe un hospital orientado hacia los usuarios; seguro, accesible y confortable; bien comunicado y con posibilidades de ser ampliado. A Coruña requiere un hospital competitivo con los de su entorno nacional e internacional en todas sus actividades; un hospital capaz de atraer potentes iniciativas de investigación y desarrollo de productos, técnicas y tecnologías sanitarias. Aquí está el verdadero y pujante I+D+i del nuevo modelo económico que España necesita. Un hospital generador de capital productivo y valor añadido para el conjunto de Galicia.
A Coruña demanda la puesta en funcionamiento de una verdadera empresa del conocimiento, un hospital viable funcional, técnica y económicamente.
Es cierto que estamos inmersos en una profunda crisis económica, pero no estamos ante una crisis de ideas. Hemos de comenzar un proceso de reflexión constructiva que nos lleve a planificar el futuro necesario. Llegará una fase expansiva de la economía que permitirá abordar la construcción del nuevo Hospital y sabemos que para colocar la primera piedra dentro de diez años, hemos de iniciar el camino hoy, sin más dilación.
A Coruña necesita un hospital de referencia en especialidades de alta complejidad para la población del área norte de Galicia. Solo así será posible la correcta y necesaria integración de la atención primaria y la atención especializada en A Coruña. Sólo así construiremos un sistema público, universal, con financiación pública y en el que todos los agentes estén en situación de contribuir a la mejora de la calidad de vida de la ciudadanía. Solo así dejaremos, de una vez por todas, de sobrevolar los problemas y los encararemos con realismo, fuerza y rigor. Porque todo lo que no cambia, se degrada. Los y las profesionales y la ciudadanía, a través de sus entidades sociales y representativas, tienen la palabra.
El reto está ante nosotros.