Cuando Auschwitz es un horizonte de posibilidad.
Publicado en Mundiario el 3 de enero de 2024.
El pasado 27 de diciembre publicaba MUNDIARIO ¿Qué entendemos por crímenes de guerra, lesa humanidad y genocidio? Trataremos de traer aquí aquellas ideas y conceptos básicos. Complementándolos con unas pinceladas de contexto histórico, intentaremos realizar un breve análisis político que nos permita alcanzar un posicionamiento racional sobre “la Shoá” que Israel está practicando en Gaza.
Permítanme ser especialmente explícito en mis tres primeras ideas:
El pasado 7 de octubre, Hamás perpetró un ataque terrorista en territorio de Israel, asesinando a 1.200 personas en sus casas, en un festival de música y en las calles y secuestrando a más de 240. Atacar intencionalmente a civiles, matarlos, abusar de ellos, maltratarlos o tomarlos como rehenes, como hizo Hamás, comprende varios crímenes de guerra.
Utilizar el hambre, la ausencia de sanidad, la movilidad forzosa o impedir la llegada de ayuda humanitaria como arma de guerra, es la versión de Israel de su “solución final” al problema palestino en la Franja de Gaza. Es, ni más ni menos, que contemplar a Auschwitz como un horizonte de posibilidad para resolver “el problema palestino”.
Estamos asistiendo, ciertamente impasibles, a una operación de limpieza étnica que podría convertirse en genocidio.
EL GERMEN DEL ESTADO DE ISRAEL
La creación del Estado de Israel nace como solución al antisemitismo que sufrió la población judía por toda Europa a lo largo de varios siglos. Lo habitual es vincular su creación con el exterminio perpetrado por los nazis en la Segunda Guerra Mundial. Nada más lejos de la realidad. En muchos países se promulgaron, con cientos de años de anterioridad, leyes para expulsar a los judíos, lo cual obligó a cientos de miles de personas a buscar un lugar en el que vivir.
La expulsión de los judíos es una denominación historiográfica que se refiere a varias expulsiones de las comunidades judías que se produjeron en distintos momentos de la historia: desde el año 49 en la Antigua Roma; en 1146 en Al-Ándalus; en Francia en 1182, en 1306, en 1321 y en 1394; en el Reino de Inglaterra en 1290; en el Archiducado de Austria en 1421; en Milán en 1490; en las Coronas de Castilla y Aragón en 1492; en los Estados Pontificios en 1569 y en 1593; en Viena y Baja Austria en 1670… hasta las leyes de Núremberg, en 1935.
Antes de la creación del Estado de Israel, se consideraron otros lugares como posibles hogares para los judíos: en 1903, el gobierno británico ofreció una parte del antiguo territorio británico en África oriental (Uganda); en 1936, el Gobierno argentino ofreció a los judíos europeos la posibilidad de establecerse allí; en 1938, el Gobierno francés consideró la posibilidad de establecer una colonia judía en Madagascar.
En este punto es clave la figura de Theodor Herzl, periodista austrohúngaro que en el siglo XIX fundó el sionismo político moderno como una respuesta a ese antisemitismo que provocó la gran diáspora judía. La base de ese movimiento era la creación de un Estado judío e independiente que debía ser abordado por la comunidad internacional. El movimiento tuvo como objetivo fomentar la emigración judía a Palestina. Herzl murió sin lograr verdaderos apoyos y, por tanto, sin ver ese Estado, pero sí puso las semillas para el germen, en el futuro, de Israel.
EL CONCEPTO DE «PUEBLO ELEGIDO”
Se refiere a la idea de que Dios eligió a un grupo de personas para ser su pueblo especial. Según la religión judía, Dios eligió al pueblo de Israel como su pueblo elegido. La elección de Israel se remonta a la época de los patriarcas, Abraham, Isaac y Jacob, quienes establecieron una alianza con Dios.
La elección de Israel como pueblo elegido se basa en la creencia de que Dios tenía un plan especial para ellos y que los eligió para ser un ejemplo para el resto del mundo. Según la Biblia, Dios eligió a Israel para que fuera un pueblo santo y para que cumpliera sus mandamientos.
Es importante tener en cuenta que la idea de «pueblo elegido» es un concepto religioso que no tiene explicación científica o histórica alguna pero que, al entender de los israelíes, otorga una especie de derecho natural sobre la tierra de Palestina y, al entender de sus contrincantes, configura su rol supremacista.
Las miradas se centraron en la Tierra Prometida a Abraham, la Palestina que se situaba en ese momento en poder del Imperio Otomano y de mayoría musulmana tras siglos de ocupación en la zona. Sin embargo, a raíz de los diferentes pogromos (disturbios y matanzas de marcado carácter étnico y antisemita) que tuvieron lugar en Ucrania y el sur de Rusia a final de siglo XIX, la llegada de judíos a la región fue cada vez mayor.
La Primera Guerra Mundial supuso un espaldarazo a la futura creación del Estado de Israel. Con la derrota y desintegración del Imperio Otomano, la región pasó (por el mandato de la Sociedad de Naciones) a manos de Reino Unido, que en noviembre de 1917 ya había tomado posición a favor de un Estado de Israel con la Declaración de Balfour (ministro de Exteriores) por un «hogar nacional» de los judíos en Palestina. Intereses de naturaleza geoestratégica y económica (Canal de Suez) favorecieron, sin duda, el posicionamiento filo sionista del gobierno británico, que viraría hacia una posición panárabe al poco de finalizar la guerra.
Tres fuerzas actuaron sobre las tierras palestinas, y determinaron el futuro de la situación:
1) Gran Bretaña, que desde 1922 ejerció el Mandato sobre esas tierras hasta mayo de 1948, pero que, en 1937, reconoció la necesidad de dividir las tierras palestinas en dos estados distintos, uno árabe y otro judío.
2) Los sionistas, que desde hacía años venían organizando sus propias instituciones que luego le permitieron constituirse como Estado.
3) los árabes palestinos, representados por el Alto Comité Árabe, creado en 1936, que, sintiéndose traicionados por los británicos, comenzaron a efectuar acciones violentas contra los judíos.
Desde ese momento, la inmigración judía fue aumentando de forma paulatina, aunque la Segunda Guerra Mundial lo paró todo. La victoria de los aliados y el exterminio judío por parte de los nazis obligó a la comunidad internacional a poner todo de su parte para encontrar un hogar al pueblo judío, y así se aceleró la creación del Estado de Israel.
Por aquel entonces, Reino Unido aún administraba Palestina, que experimentó un gran aumento de la inmigración judía (clandestina, en su mayor parte) tras el final de la guerra y la necesidad colectiva de ese hogar común al que ya se había puesto ubicación. Sin embargo, el gobierno de Clement Attlee tenía muchas dificultades para manejar una situación cada vez más tensa, con la presencia de grupos terroristas y la oposición de la población palestina a la creación de un nuevo estado en lo que consideraba (y, en efecto, así había sido) su hogar desde hacía siglos.
NACE EL ESTADO DE ISRAEL
El Estado de Israel fue creado en 1948 como consecuencia de la migración judía a Palestina durante décadas y tras la aprobación, el 29 de noviembre de 1947, de la Resolución 181 de la Asamblea General de Naciones Unidas que establece la partición de Palestina en un estado judío, un estado árabe y una zona bajo régimen internacional particular (Jerusalén, Belén, etc.). Árabes y sionistas la rechazaron, aunque se adhirieron a ella. La Resolución jamás fue aplicada y un año más tarde se produjo la creación propiamente dicha con la declaración del Estado de Israel, el 14 de mayo 1948, en Tel Aviv, por parte de David Ben-Gurión.
EL CONFLICTO ÁRABE – ISRAELÍ
A la declaración del Estado de Israel le siguió de forma simultánea, el mismo día, el inicio de una guerra que declararon al nuevo país Egipto, Siria, Líbano, Irak y Transjordania. De esa guerra resultó un nuevo reparto que fue claramente beneficioso para Israel: aumentaron los territorios conquistados, se hizo con la parte este de Jerusalén, quedando Gaza y Cisjordania para el Estado árabe, lo que conocemos como Palestina.
La Guerra de los Seis Días (1967), en la que Israel venció con mucha facilidad a Egipto, le supuso al Estado israelí la ocupación de Gaza, el este de Jerusalén, los Altos del Golán y Cisjordania. También la península del Sinaí, que devolvió a Egipto una década después. Pero tanto el este de Jerusalén como Gaza y Cisjordania continúan bajo ocupación de Israel.
EL IMPULSO A HAMÁS
Hamás es un grupo político-militar palestino que controla la Franja de Gaza. El grupo fue fundado en 1987 durante la Primera Intifada, que enfrentó a palestinos e israelíes entre 1987 y 1993, cuando se firmaron los Acuerdos de Paz de Oslo. Hamás ha representado históricamente algunas de las facciones más contrarias a la existencia de Israel y a lograr cualquier tipo de acuerdo de paz con el estado hebreo.
El término Hamás hace referencia al acrónimo de Movimiento de Resistencia Islámica y surgió teniendo como inspiración a los Hermanos Musulmanes de Egipto, un partido que se opone a vías políticas seculares. En su concepción estuvo, entre otros, el imán Ahmed Yassin, una figura mítica en la historia de Palestina que se mostró muy crítica con el proceso de oposición a Israel de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) liderada durante años por el histórico Yasser Arafat.
En los últimos cuarenta años, antes incluso de que hiciera pública su carta fundacional el 18 de agosto de 1988, miembros importantes del Gobierno israelí han reconocido en varias ocasiones que, durante los años 80, participaron de manera activa en la creación de Hamás.
El primer testimonio de esta colaboración de Israel con los fundamentalistas se produjo en marzo de 1981. El general israelí Yitzhak Segev, gobernador de Gaza en aquel momento, reconoció en una entrevista con The New York Times algo que en los años siguientes admitieron otros muchos oficiales del Estado judío: que Israel participó activamente en la creación y expansión de Hamás, sobre todo, apoyando con fondos a las mezquitas en las que se adoctrinaba a sus seguidores. El objetivo de esta ayuda económica era crear una fuerza que hiciera de muro de contención del que era su principal enemigo: la OLP de Yasir Arafat.
LOS DERECHOS HUMANOS EN ISRAEL Y PALESTINA
El tema de los derechos humanos en Israel y Palestina ha sido objeto de controversia durante décadas. Según Amnistía Internacional, el permanente sistema de gobierno opresivo y discriminatorio impuesto por Israel a la población palestina en Israel y los Territorios Palestinos Ocupados (TPO) constituye un crimen de derecho internacional. Las fuerzas israelíes han sido acusadas de cometer presuntos crímenes de guerra, incluyendo ataques desproporcionados y ataques indiscriminados que causan la muerte o hieren a civiles. Además, las detenciones administrativas de personas palestinas han alcanzado su nivel más alto en catorce años, y continúan las torturas y otros malos tratos.
Por otro lado, las autoridades de Israel y los Territorios Palestinos Ocupados violan los derechos de los miembros de la sociedad civil en todos los ámbitos mediante acoso, amenazas, detenciones arbitrarias, tortura y tratos inhumanos y degradantes. La sociedad civil, palestina e israelí, ha sido silenciada y deslegitimada para sofocar la disidencia, frustrar las instituciones y prácticas democráticas y fortalecer el autoritarismo.
La limpieza étnica de los palestinos es algo que ha estado en curso desde 1947, porque en 1947-1949, 750.000 palestinos, la mayoría de ellos originarios de lo que es hoy Israel moderno, fueron expulsados en conexión con la creación del Estado de Israel y nunca se les permitió regresar.
En 1967, 350.000 palestinos fueron desplazados y se convirtieron en refugiados una vez más en Jordania, Egipto y otras partes de Medio Oriente, y tampoco se les permitió regresar.
En el artículo titulado ¿Qué entendemos por crímenes de guerra, lesa humanidad y genocidio? proponía un sistema de “banderas rojas” para analizar los comportamientos de los contendientes de un conflicto bélico. Apliquémoslo al conflicto desarrollado a partir del 7 de octubre de 2023. Recordad el sistema de “alertas” propuesto:
-La presencia de un lenguaje deshumanizador.
-La diferente o desproporcionada capacidad de aniquilación.
-La conversión de la capacidad de matar en términos del número de víctimas existentes.
EL LENGUAJE DESHUMANIZADOR
Veamos algunas de las declaraciones que se han vertido en medios de comunicación occidentales. Son citas que se han utilizado desde las primeras horas de la reacción de Israel a los atroces ataques, a los crímenes que los militantes de Hamás cometieron en Israel.
Los palestinos en Gaza han sido llamados “animales humanos”. Incluso políticos moderados han hablado de “romper su columna vertebral”. Isaac Herzog (laborista) ha señalado: “hay toda una nación ahí que es responsable” porque no se rebelan contra el Gobierno de Hamás (Me pregunto: ¿Como los alemanes en la etapa del Holocausto nazi?). Avigdor Lieberman (ex ministro de Defensa y exteriores) manifestó: “no hay inocentes en Gaza”. Merav Ben Ari, ante el número de fallecidos menores de edad, manifestó que “los niños de Gaza se lo han buscado”.
Son las crecientes declaraciones, en un marcado lenguaje pregenocida que han usado líderes políticos y militares israelíes. Omer Bartov, investigador israelí (profesor de Estudios de Genocidio y Holocausto en la Universidad de Brown), ve una intencionalidad genocida y que se manifiesta claramente en el lenguaje peyorativo empleado cuando lo que está ocurriendo es un “esfuerzo concertado por el Estado por hablar de un grupo particular como inhumano”. Según el gobierno israelí, Hamás y los gazaties son “animales humanos” o “nazis” (esto dicho por un israelí significa que únicamente merecen la muerte). Bartov señala que este tipo de lenguaje es pregenocida.
Yahya Sinwar, líder de Hamás en la Franja de Gaza, ha realizado declaraciones incendiarias, como afirmar que «Jerusalén será liberada solo por la sangre de los mártires”.
LA DESPROPORCIONADA CAPACIDAD DE ANIQUILACIÓN
Israel tiene la capacidad de aniquilar totalmente Gaza y por eso existe preocupación por dicho riesgo. El pueblo palestino en Gaza corre un grave riesgo de genocidio. Recordemos la declaración de Amijai Eliyahu: “es una opción lanzar una bomba atómica”. Es evidente que Hamás, sin ayuda exterior, no posee esa misma capacidad.
No se cuestiona el derecho de Israel a protegerse a sí mismo y a proteger a sus ciudadanos. Pero su respuesta debería haber sido de acuerdo con los términos de la ley y el derecho internacional. No pueden librar una guerra contra el pueblo que ocupan.
Atacar intencionalmente a civiles, matarlos, abusar de ellos, maltratarlos o tomarlos como rehenes, como hizo Hamás, es un crimen de guerra. Y también lo es la respuesta de Israel con los ataques contra hospitales, escuelas, asentamientos civiles de carácter provisional, etc., el bloqueo a los corredores humanitarios o la falta distinción entre objetivos civiles y militares en una zona densamente poblada.
LA CANTIDAD DE VICTIMAS
En la incursión en Israel el 7 de octubre, Hamás asesinó a 1.200 personas y secuestró a más de 240. En las once semanas posteriores, Israel ha matado a más de 21.000 personas (de ellos, 8.000 niños y 6.200 mujeres, que bajo ningún concepto pueden ser confundidas con milicianas de Hamás, ya que “ellas” no tienen permitido formar parte de las fuerzas militares).
21.000 fallecidos es el triple de muertes que se han reportado después de veintiún meses de conflicto entre Ucrania y Rusia, y también es más del doble de Rohyngias que la junta de Myanmar mató en dos años.
El hecho de que Israel haya matado a tantas personas y haya destruido o dañado gravemente la infraestructura civil, bombardeando hospitales, escuelas, mercados, mezquitas, iglesias, que haya destruido la vida civil, ¿cómo se puede justificar según el derecho internacional? La intencionalidad la puso de manifiesto el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), el teniente general Herzi Halev, al hablar de “destrucción, destrucción y destrucción” o la Relatora de Naciones Unidas, Francesca Albanese: “lo que se busca es la destrucción, no la precisión, ése es el verdadero objetivo aquí”. El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, señaló: «Gaza se está convirtiendo en un cementerio de niños”.
Se puede afirmar que ya había un castigo colectivo en marcha: lo era el bloqueo de Gaza desde 2007, bloqueo aéreo, naval y terrestre. Lo que estamos viendo ahora es mucho más grave porque endurecer el bloqueo en medio de intensos bombardeos significa impedir que la asistencia humanitaria llegue a la población en un momento en que esta ayuda se necesita desesperadamente.
Desde la primera semana de este bombardeo en masa no hubo entrada de agua, alimentos, medicinas y combustible. Sin combustible no se permite a la población desalinizar el agua. La gente está bebiendo agua de mar, pasa hambre, familias enteras viven con una barra de pan cada día, los camiones de ayuda humanitaria empiezan a ser asaltados. Esta situación conduce a una hambruna intencionada que es un crimen de lesa humanidad.
El derecho internacional ha sido completamente violado y obliterado en el contexto actual, porque todos apoyan el derecho de Israel a la autodefensa, pero bajo el derecho internacional no existe el derecho a librar una guerra contra una población ocupada. Creo firmemente que la comunidad internacional no está cumpliendo con sus responsabilidades según el derecho internacional.
Gaza ya es Srebrenica o Ruanda