Dos ideas fuerza como punto de partida:
- Incorpora a tu forma de pensar un esquema de integración como el que se presenta en el cuadro siguiente:
2. Incorpora un método de trabajo riguroso pero flexible. En las «diapos» que puedes descargar aquí, te explicamos nuestro punto de vista al respecto.
Por otra parte, puedes visualizar este video sobre la implementación de la agenda urbana (presentado en Córdoba en septiembre de 2019)
Por su proximidad a la ciudadanía y por el conocimiento directo de las consecuencias de estas situaciones, los ayuntamientos son las administraciones públicas llamadas a facilitar una respuesta a los impactos de la crisis social. Afrontan el gran desafío de liderar la reorganización integral de la ciudad para adecuar su estructura a las transformaciones que se están produciendo, a los retos inaplazables que se plantean y ello en un contexto de incertidumbre que podría convertirse en el nuevo paradigma de esta época. Todo ello desde el ejercicio de sus competencias, su capacidad financiera y sus peculiaridades organizativas.
Quiere esto decir, que ante su ciudadanía y en su ámbito territorial, son los ayuntamientos, la administración de referencia, los encargados de aunar voluntades, generar sinergias y complementariedades, conseguir establecer parámetros de corresponsabilidad y de compromisos compartidos.
Será preciso transitar hacia un nuevo modelo de gobernación en las ciudades:la acción de gobernar ha de consistir en la gestión de las interdependencias y en la articulación de redes de actores diversos con el compromiso ciudadano como eje principal y vertebrador de esa acción misma.
Los nuevos retos que debemos afrontar serán:
- Adaptar el modelo de ciudad a las aspiraciones de una ciudadanía sometida a una evolución constante y generadora de tensiones nuevas y con nuevas necesidades y demandas.
- Aquellos que se vinculan a cada una de las partes del sistema urbano y que se refieren a: estándares de habitabilidad, modelos de uso del suelo, determinación de parámetros de desarrollo económico, posicionamiento ambiental, integración territorial, etc.
- Aquellos que se vinculan a retos y problemas de elevada incidencia local y de impacto visible sobre las personas, tales como: el desempleo (tomando en consideración aspectos como los nuevos modelos de producción y del reparto del trabajo humano o la incorporación de la inteligencia artificial en los procesos de producción de bienes y servicios), el acceso a la vivienda, la movilidad, la desigualdad social y de género, la dependencia energética, el mestizaje cultural y la inmigración (multiculturalidad), la deslocalización industrial, las consecuencias del cambio climático o el impacto por la desregulación del funcionamiento de los mercados financieros.
- Abordar la organización colectiva de las ciudades: la conformación de una estrategia de futuro será consensuada, concertada y compartida, o sencillamente, no será. Además, habrá que adaptar los sistemas de participación a muy diferentes perfiles ciudadanos (todos ellos con los mismos derechos) en una evolución social que constantemente generará factores de brecha y desigualdad.
- Abordar lo que podríamos llamar el desarrollo sostenible de doble óptica. Por una parte, resolver problemas persistentes durante décadas: el transporte, la movilidad, la gestión de residuos, la gestión del agua, etc. Por otra parte, se trata de conseguir prestar más y mejores servicios a un coste razonable y articular este territorio de forma integral, sistémica y sostenible para que se convierta en un eje fundamental en la vertebración urbana de espacios territorial de mayor ámbito.
- La articulación de la ciudad dentro de un determinado sistema de redes más amplio: el establecimiento de nuevos mapas de alianzas estratégicas (ciudad/nodo).
- La aplicación de criterios de “proximidad”, “subsidiariedad” e “integración” en el diseño y ejecución de políticas públicas.
- La implicación real (más que formal) de la ciudadanía en el proceso de construcción y desarrollo de la ciudad, trascendiendo de una estrategia de participación para transitar hacia un modelo de coproducción de políticas públicas.
- La gestión de las diferencias, de las interdependencias entre proyectos, de las tensiones entre intereses contrapuestos, orientados a generar una cultura compartida (no colectiva) de ciudad.
Este es el marco global que define el campo de actuación de la nueva gobernanza urbana en las ciudades europeas. Las ciudades, las áreas urbanas y las áreas funcionales son la clave de la construcción de la idea de Europa. Al tiempo son los espacios en donde se evidencia su inmersión en los cuatro macro-procesos que vivimos en estos momentos: mundialización de la economía, intensificación de la difusión urbana, informacionalización y crisis societaria. Es lo que nos exige posicionarnos como área urbana; esto es: definir una estrategia urbana, articularse en los sistemas urbanos globales, y desarrollar la gestión relacional basada en la diplomacia urbana.
Todo ello requiere profundizar más en el acervo urbano europeo, requiere más Europa (pero quizá “otra” Europa). Esa Europa necesaria se construirá desde sus ciudades, unas ciudades que requieren sentido estratégico para ser capaces de abordar retos y problemas que cuestionan su propia supervivencia.
El objetivo de ese sentido estratégico será siempre mejorar la calidad de vida de la ciudadanía, teniendo presente un condicionante permanente: que el territorio sea capaz de generar la suficiente riqueza para asegurar unas condiciones dignas y universales. Nos preguntamos en primera instancia: ¿Hacia dónde queremos que el territorio avance? La respuesta es una: justamente se encuentra en la definición de una estrategia, ya que, si no consideramos sus activos, sus recursos, sus posibilidades, sus limitaciones, sus necesidades, sus problemas, etc., no es posible hacer que los recursos del territorio trabajen juntos para avanzar en una misma dirección.
Nos encontramos ante un reto ineludible e inevitablemente colectivo que hemos de resolver de forma compartida y corresponsable. La definición de ideas-objetivo deben orientar las políticas públicas y dinamizar a los distintos actores locales otorgándoles un rol en el desarrollo del territorio, al tiempo que generar políticas sectoriales que se complementen y generen sinergias entre ellas.
Partiendo de la idea de que queremos ser actores principales en la definición de nuestro propio destino, debemos, como colectivo social, gobernar tanto el presente (mantenimiento del territorio) como el futuro, orientando al territorio hacia la consecución de una meta que permita conseguir un avance en la mejora de la calidad de vida de la ciudadanía. Ese avance ha se ser comprometido con la sostenibilidad del planeta y esa es la razón de vincular nuestra estrategia de área urbana (nuestra Agenda) con la cascada de compromiso y planificación estratégica que se ha descrito.
De acuerdo con estos objetivos, metodológicamente el trabajo de diseño de la Agenda Urbana distingue las siguientes fases y actividades:
Fase I. Diseño de la estructura y del núcleo conceptual la Agenda Urbana.
- Diagnóstico estratégico del Área Urbana y de su entorno territorial
- Proceso de difusión y participación ciudadana
Fase II. Definición del modelo de ciudad y del marco estratégico
- Elaboración del marco estratégico sobre el modelo de ciudad propuesto
- Proceso de difusión y participación ciudadana
Fase III. Definición del Plan Estratégico de Acción Local (PEAL)
- Plan Estratégico de Acción Local (PEAL)
- Proceso de difusión y participación ciudadana
Fase IV. Implementación de la Estrategia
- Ejecución de proyectos en clave de estrategia de ciudad
- Evaluación de resultados y de impacto
- Reprogramación PEAL (y de la Agenda, en su caso)
- Proceso de difusión y participación ciudadana
Fase V. Revisión metodológica
- Elaboración del marco estratégico sobre el modelo de ciudad propuesto
