Notas sobre la dependencia energética
En el conjunto de la UE y en España en particular, la dependencia energética plantea diversos problemas que requieren mucha y muy detallada atención. Entre éstos, se encuentra la falta de diversificación de fuentes energéticas. España depende, en gran medida y desde hace décadas, de los combustibles fósiles, como el petróleo, el gas natural y el carbón, lo que supone un riesgo para la seguridad energética del país. Además, esta dependencia limita la capacidad de adaptación o respuesta ante posibles crisis o fluctuaciones en los precios internacionales de estos combustibles, variaciones imprevistas que han afectado históricamente a la estabilidad económica y a la vida diaria de nuestra ciudadanía. Además, esta vulnerabilidad dificulta la planificación energética a largo plazo y puede dificultar la inversión en sectores energéticos más sostenibles y estables.
Notas sobre la dependencia energética

En el conjunto de la UE y en España en particular, la dependencia energética plantea diversos problemas que requieren mucha y muy detallada atención. Entre éstos, se encuentra la falta de diversificación de fuentes energéticas. España depende, en gran medida y desde hace décadas, de los combustibles fósiles, como el petróleo, el gas natural y el carbón, lo que supone un riesgo para la seguridad energética del país. Además, esta dependencia limita la capacidad de adaptación o respuesta ante posibles crisis o fluctuaciones en los precios internacionales de estos combustibles, variaciones imprevistas que han afectado históricamente a la estabilidad económica y a la vida diaria de nuestra ciudadanía. Además, esta vulnerabilidad dificulta la planificación energética a largo plazo y puede dificultar la inversión en sectores energéticos más sostenibles y estables.
Por otra parte, la falta de diversificación impide el aprovechamiento pleno de fuentes de energía renovable, solar, eólica o hidroeléctrica, que podrían contribuir a reducir la dependencia de combustibles fósiles y disminuir el impacto ambiental de su quema, lo que contribuye significativamente al calentamiento global y a la contaminación atmosférica, produciendo emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) que afectan la calidad del aire, aumentando los riesgos para la salud y el medio ambiente.
Ante esta situación, podemos plantear dos formas para afrontarla: la obviamos, hacemos como si no ocurriera nada y seguimos pendientes de nuestras grandes cuitas: que si Sánchez y el sanchismo, que si Begoña Gómez, que si Koldo, que si Alberto Núñez, que si Ayuso, que si Miguel Ángel Rodríguez, … y nos despreocupamos de la estabilidad y la competitividad de nuestro sistema económico o, como segunda opción, apartamos el debate huero e insustancial, el fango y, de paso, a todos los personajes que se meten en cuanto charco hay, y atendemos a lo que de verdad importa.
He decido situarme, a pesar de todos y de todo, en esta segunda clave y tratar de aportar cada vez que escriba algo, un microscópico grano de arena procedente de mi escasa inteligencia y casi nula lucidez, para ser un individuo positivo para mi país. Sigamos, por tanto.
La dependencia energética tiene un impacto muy significativo en nuestra economía y en nuestra sociedad. Se ha constatado un aumento constante de los costos energéticos para los consumidores, derivado de la falta de diversificación de las fuentes energéticas y de la dependencia de la importación de energía. Además, al depender de otros países para satisfacer la demanda energética, España está sujeta a posibles interrupciones en el suministro o la imposición de restricciones por parte de los países proveedores (condicionantes geopolíticos, aparte).
Los altos costos energéticos afectan directamente a los hogares y a las empresas, aumentando su carga financiera y disminuyendo su capacidad de inversión y crecimiento. A medida que los costos energéticos aumentan, se reduce la capacidad de las familias de destinar recursos a otros aspectos, como la educación, la salud o el emprendimiento, lo que impacta negativamente en el bienestar económico y social de la población. Además, la dependencia energética implica riesgos de desabastecimiento energético, lo que podría afectar a la estabilidad y al desarrollo del país. Por un lado, afectaría la actividad productiva y la competitividad de las empresas, lo que podría generar pérdidas de empleo y disminución de la inversión. Por otro lado, impactaría en la vida cotidiana de las personas, limitando su acceso a servicios esenciales y afectando su calidad de vida.
Estas vulnerabilidades resaltan la necesidad de diversificar las fuentes de suministro, reducir la dependencia energética y reducir la dependencia de la importación de energía. Es absolutamente urgente y fundamental abordar estos desafíos para garantizar un suministro energético seguro y sostenible. Los principales retos que enfrentar incluyen: el fomento de la producción de energía renovable, la mejora en la eficiencia energética, la promoción de la investigación y desarrollo de nuevas tecnologías, y la diversificación de las fuentes de suministro energético.
Fomento de la producción de energía renovable
Para reducir la dependencia energética, es necesario impulsar la generación de energía a través de fuentes renovables como la solar, la eólica, la hidroeléctrica y la biomasa. Esto implica la implementación de políticas y medidas que promuevan la inversión en proyectos de energías renovables, así como el desarrollo de infraestructuras adecuadas para su producción y distribución.
Mejora en la eficiencia energética
Mejorar la eficiencia energética, en todos los sectores de la economía, implica reducir tanto el consumo de energía como las pérdidas durante su producción y distribución. Se requerirán medidas para promover la eficiencia energética en los edificios, el transporte, la industria y el sector público. Además, es necesario implementar tecnologías y sistemas más eficientes que permitan aprovechar al máximo los recursos energéticos.
Promoción de la investigación y desarrollo de nuevas tecnologías
Es necesario impulsar la innovación en el campo de la energía para encontrar soluciones más eficientes y sostenibles. Esta idea incluye el desarrollo de tecnologías de almacenamiento energético, redes inteligentes y sistemas de gestión de la demanda. Asimismo, se requerirá una mayor colaboración entre el sector público y privado, así como la creación de incentivos para la inversión en investigación y desarrollo.
Diversificación de las fuentes de suministro energético
Desde esta perspectiva, parece fundamental fomentar la diversificación hacia fuentes renovables y otras fuentes de energía más sostenibles, como el gas natural y el hidrógeno. Esto implicará la necesidad de desarrollar infraestructuras adecuadas para la importación, exportación y almacenamiento de diferentes fuentes de energía.
Desde mi punto de vista, para reducir la dependencia energética se pueden/deben implementar diversas medidas, que tienen que ver con tres aspectos:
impulsar la generación distribuida,
fomentar el autoconsumo energético,
implementar incentivos para la adopción de vehículos eléctricos,
El impulso de la generación distribuida consiste en fomentar la producción de energía eléctrica a través de diferentes fuentes y en pequeñas instalaciones dispersas por todo el territorio. Esto permite diversificar las fuentes de suministro, y consecuentemente, reducir la dependencia de una única fuente. Al tiempo, contribuye a disminuir la vulnerabilidad ante posibles fluctuaciones en los precios internacionales de los combustibles fósiles. Además, al fomentar el uso de fuentes renovables, se reduce el impacto ambiental de la producción de energía. Finalmente, la generación distribuida también contribuye a la creación de empleo local y a la mejora de la seguridad energética, ya que se evita depender de un número reducido de grandes centrales eléctricas.
Además, se debe fomentar el autoconsumo energético, incentivando a los consumidores a generar su propia energía, a través de paneles solares u otros sistemas renovables. Con ello, no solo se contribuiría a reducir la dependencia, sino también a disminuir los costos energéticos para los consumidores, ya que se disminuye la cantidad de energía que se compra a los proveedores. Esta medida también favorece la generación de empleo en el sector de las energías renovables y reduce la emisión de GEI.
Por último, es necesario implementar incentivos para la adopción de vehículos eléctricos, como reducciones fiscales (por ejemplo, en la compra de vehículos) o subvenciones (en la instalación de puntos de carga en hogares y lugares públicos), así como la ampliación de la red de infraestructura de carga. De esta forma, se promovería la transición hacia una movilidad más sostenible y se reduciría la dependencia de los combustibles fósiles en el sector del transporte. Con este tipo de medidas provocaríamos una reducción de la demanda de combustibles fósiles utilizados en el transporte, una mejora en la calidad del aire y una reducción de las emisiones de GEI.
¿Qué hace el gobierno de España?
Los problemas y retos que hemos señalado, relacionados con la dependencia energética y la transición hacia fuentes más sostenibles, han de ser abordados con el diseño de políticas públicas en las que están trabajando los gobiernos de los países de la UE y la propia Comisión Europea. A continuación, señalo, de forma muy esquemática, las principales ideas del gobierno de España:
1. Objetivos de la Política Energética. El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) establece metas ambiciosas para el período 2021-2030. Algunos de estos objetivos son:
Generar el 81% de la electricidad con energía renovable en 2030.
Mejorar la eficiencia energética hasta el 44% en términos de energía final.
Reducir la dependencia energética hasta el 51% (en 2019, la dependencia era del 73%).
Impulsar las energías renovables y el almacenamiento.
2. Producción de Energía Renovable:
Durante 2023, el 50% de la electricidad producida en España provino de fuentes renovables. Esto representa un aumento significativo con respecto al año anterior.
Las energías solar y eólica concentraron la mayor parte de las inversiones y proyectos, y se espera que sigan siendo protagonistas en el futuro.
El hidrógeno verde también ganará importancia, pero su creación debe basarse en energías renovables.
3. Retos Pendientes. A pesar de los avances, existen desafíos:
Lentitud Administrativa: Los procesos burocráticos no pueden ralentizar la implementación de proyectos energéticos.
Infraestructura de Red: El desarrollo de la red de transporte y distribución debe acelerarse.
Gestión de la Energía: Es crucial optimizar la gestión de la energía para garantizar un suministro estable y sostenible.
En resumen, el gobierno español ha de trabajar de forma consistente y rigurosa para reducir la dependencia de las fuentes tradicionales y avanzar hacia una matriz energética más limpia y eficiente. En conclusión, la dependencia energética, en la España de 2024, presenta problemas y retos importantes: la falta de diversificación de fuentes energéticas, la vulnerabilidad ante fluctuaciones de precios internacionales y el impacto ambiental de las fuentes de energía utilizadas. Para enfrentar estos desafíos, es necesario fomentar la producción de energía renovable, mejorar la eficiencia energética y promover la investigación y desarrollo de nuevas tecnologías. Además, es esencial diversificar las fuentes de suministro energético. Para reducir la dependencia energética, se deben impulsar la generación distribuida, fomentar el autoconsumo energético y brindar incentivos para la adopción de vehículos eléctricos. Es importante recordar que la dependencia energética tiene un impacto económico y social significativo, ya que aumenta los costos energéticos para los consumidores, genera dependencia de la importación de energía y plantea riesgos de desabastecimiento energético.
En resumen, se requiere un gobierno (con sus socios parlamentarios) y una oposición (con sus socios parlamentarios) orientados hacia la gestión de lo que de verdad y realmente importa: tomar medidas concretas y estratégicas para abordar estos problemas y reducir la dependencia energética en España. ¡Todo lo demás, humo! @mundiario

El autor, JOSÉ MANUEL PEÑA PENABAD, colaborador de MUNDIARIO, es auditor de cuentas y licenciado en economía por la Universidad de Santiago de Compostela. Como funcionario de Administración local ha desempeñado diversos puestos en los ayuntamientos de Oleiros y de A Coruña. Director académico y docente de cursos en la Escuela Gallega de Administración Pública (sobre estrategias de desarrollo urbano y sobre agendas urbanas), fue secretario general de la Consellería de Sanidad de la Xunta de Galicia entre 2005 y 2008, en el gobierno presidido por Emilio Pérez Touriño. Es colaborador habitual de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), donde ha sido miembro del grupo de trabajo establecido para la redacción de la Agenda Urbana Española. Colabora habitualmente con el Eixo Atlántico del Noroeste Peninsular en materia de desarrollo urbano. Ha sido técnico colaborador de la AECID (Ministerio de Asuntos Exteriores) para la redacción del Modelo Nacional de Desarrollo Urbano de Costa Rica. @mundiario