Ineludible, urgente e inaplazable.
¿Por qué?
Por el escaso planeamiento urbano existente en Galicia, por el inexistente planeamiento supramunicipal, por la “desfeita” urbanística que nos caracteriza (inseguridad jurídica, feísmo, especulación, incluso indicios de corrupción), por la fuerte carestía y la imposibilidad de mantener los servicios básicos (abastecimiento de agua, saneamiento, redes de servicios eléctricos, de cableado de fibra óptica, de telefonía y de gas natural), por la imposibilidad de planificar una dotación mínimamente racional de servicios terciarios avanzados (el mapa de titulaciones en la enseñanza universitaria, los servicios de mayor especialización en la sanidad, las plataformas logísticas y el transporte público).
El Partido Popular, el PSdeG-PSOE y el BNG tienen el deber de asumir, con rigor y seriedad, aquello que prometían en sus programas electorales ante la cita en las urnas de marzo de 2009. Promesas que hablaban de «plena participación de los ayuntamientos y de los agentes sociales» en la elaboración de las Directrices de Ordenación (PP), de un «gran acuerdo por la ordenación del territorio» (PSdeG-PSOE) y de un gran avance hacia un territorio más ordenado a través de «un nuevo consenso en urbanismo» (BNG). Ya está bien de tratar de obtener rédito electoral basado únicamente en la discusión acerca de cuál es el primer grupo en ofrecer el pacto. Ya está bien de hablar, los unos con los otros, a través de los medios de comunicación. ¡Ahora llega el momento de hablar en el Parlamento de Galicia y de trabajar por la aprobación de unas Directrices de Ordenación Territorial (DOT) que llevan quince años en trámite!!, y que debe impulsar el gobierno de la Xunta de Galicia.
El desafío es diseñar una estrategia de desarrollo de nuestro territorio que integre en un solo modelo las necesidades de los espacios más dinámicos, con las necesidades de crecimiento económico y social de los territorios más retrasados. En definitiva, permitir que la Galicia más desarrollada siga progresando y que la Galicia más retrasada consiga, por lo menos, las mismas cotas de bienestar.
Es preciso armonizar el desarrollo de las ciudades con criterios de complementariedad, resolviendo los problemas más acuciantes con el ojo puesto en el conjunto de la comunidad gallega.
Quiero con eso decir que es preciso distribuir los escasos recursos económicos que tenemos en construir equipamientos (facultades universitarias, centros culturales y de ocio, vías rodoviarias y ferroviarias, hospitales y centros sanitarios de alta resolución) pensando en dotar de servicios al conjunto de la población de Galicia. Se trata de planificar el futuro pensando en el conjunto y no sólo en una parte. En resumidas cuentas, organizar un auténtico sistema urbano policéntrico, equilibrado y coherente.
La ordenación territorial de Galicia es la primera arma contra el caciquismo, la arbitrariedad y el localismo. Solo así entraremos de verdad en el siglo XXI.
Las DOT deben dar respuesta a objetivos de gran trascendencia para nuestra sociedad: lograr una mayor integración de Galicia que los ámbitos que lideran el desarrollo europeo, haciendo uso inteligente de nuestra localización en la fachada atlántica; contribuir a la consolidación de la Euroregión Galicia-Norte de Portugal; potenciar las principales áreas urbanas de Galicia para liderar procesos de desarrollo e innovación; consolidar una red de villas capaces de convertirse en una adecuada base urbana y de servicios; impulsar procesos socioeconómicos que dinamicen las áreas con menor peso demográfico; aportar referencias para el desarrollo de infraestructuras y equipamientos con criterios supramunicipales; proporcionar criterios territoriales para la elaboración de Planes y Proyectos Sectoriales; y finalmente, activar procesos de renovación de espacios deteriorados o en declive y de ámbitos singulares, como los centros históricos y los núcleos rurales.
En definitiva, esas Directrices tienen que regular los procesos de desarrollo que se den en el territorio: planes municipales de urbanismo, planes sectoriales y supramunicipales etc.
El establecimiento de un pacto político por la ordenación territorial y, como decía, ineludible, urgente e inaplazable porque en un mundo progresivamente globalizado, aspectos fundamentales como el grado de cobertura de los servicios públicos, la calidad de los espacios residenciales, la eficiencia en el transporte, el uso racional de los recursos naturales, la preservación y mejora del paisaje y la adecuada utilización del litoral, se convierten, de forma cada vez más evidente, en factores que generan oportunidades de competitividad y de calidad de vida para los ciudadanos. O en todo lo contrario: si son mal gestionados, serán factores que limiten nuestras capacidades de crecimiento social y económico.
Ahora las claves están en el Gobierno de la Xunta de Galicia que está llamado a liderar el proceso de diálogo y en el Parlamento de Galicia donde los grupos políticos deben asumir su verdadero rol de depositarios del poder popular. Sólo pedimos altura de miras.